Hay personas que forman parte esencial de la historia de un centro, aunque no siempre estén en la primera línea. Personas que sostienen, organizan, acompañan y hacen que todo funcione desde la serenidad y el saber hacer. Hoy nos toca despedir a una de ellas: Rocío, nuestra querida administrativa, que tras 36 años de impecable dedicación al CEIP La Granja, se jubila y se gana, con todo merecimiento, un descanso lleno de paz y orgullo por el camino recorrido y el trabajo realizado.
Rocío no solo ha trabajado en este colegio: ha crecido con él. Ha vivido la transformación de la administración educativa en primera persona, desde las primeras máquinas de escribir mecánicas, las eléctricas, los disquetes y los ordenadores 486… hasta los procesos digitales en la nube que usamos hoy. Y en todo ese viaje, siempre ha estado ella: organizada, metódica, rigurosa, con cada documento, cada plazo, cada resolución, cada trámite.
Su papel ha sido clave para el buen funcionamiento del centro. Su trato con las familias, el profesorado y los equipos directivos ha sido siempre respetuoso, eficaz y cercano. Por teléfono, en persona, por correo… Rocío ha sabido estar discreta, en un segundo plano lleno de sabiduría, siendo la ayuda silenciosa pero imprescindible de los muchos equipos directivos con los que ha trabajado durante estas casi cuatro décadas.
Desde toda la comunidad educativa del CEIP La Granja, te damos las GRACIAS, Rocío. Por tu profesionalidad, tu paciencia, tu memoria infalible, tu serenidad en los momentos de caos y tu compromiso diario. Has sabido adaptarte a los nuevos tiempos sin perder nunca la esencia del buen hacer.
El colegio pierde hoy una parte de su historia viva, pero se queda contigo todo el cariño de quienes hemos tenido la suerte de compartir tantos años contigo.
¡Feliz jubilación, Rocío!
Gracias por todo